El principio de hacer el bien
Cuando eramos niños, jugábamos con el sentir de que el tiempo no existía, apenas lo recordábamos cuando nos enviaban a hacer algún mandado, pero cuando jugábamos con los amigos, todo volvía a ser eterno. Era en esa etapa de nuestras vidas cuando conocíamos muchas de las historias de los Patriarcas, que habían comenzado a vivir a principios del siglo 20, nos sentábamos juntos todos en la mesa, a disfrutar de una taza de chocolate con salporas de maiz, y comenzaba el abuelo sus relatos del ayer. Ellos le llamaban pasadas a las vivencias de otros y también a las experiencias propias, casi siempre todas terminaban en un desenlace extraño. Lejos de disfrutar el pan con chocolate, escuchábamos fascinados aquellos relatos del ayer. Casi sin aliento terminábamos todos con nuestras cabezas imaginando como pudo ser eso.
Cuando fuimos creciendo las historias siempre eran relatadas, pero la inocencia que nos caracterizaba, se fue perdiendo en la medida que la pubertad nos abrazaba y nos convertía en hombres, ya luego de eso las cosas eran diferentes, todo era hombría por doquier, aquí y allá, y todos los juegos de infancia parecían ridículos, porque ya eramos hombres, muchos con síntomas de rebeldia, creyendo saberlo todo, con la fuerza de un hombre, en fin todas las cosas que caracterizan a un adolescente. Nos empezaron a gustar las chicas, sentíamos malicia, y con el tiempo tuvimos que seguir el camino de los que crecen, saliendo de lo conocido y aventurando nos a encontrar nuestra estrella, el verdadero reto de la vida, que cada hombre tiene que afrontar.
Cuando ya fuimos hombres, entendimos que la infancia solo fue una sombra, que paso, ahora tenemos el futuro ante nosotros, en esta etapa defines que seras el resto de tu vida... es en este momento del tiempo que descubres de que material fuiste hecho. Reconozco que muchos se quedaron y no quisieron abandonar su lugar, otros cruzaron fronteras hacia lugares mas alejados, pero fuimos pocos los que sin tener nada mas que la ropa que llevábamos puesta, salimos al mundo, con nada mas que la promesa de que llegaríamos a ser los HOMBRES DEL MAÑANA. fue ahí donde descubrimos que lo que se nos inculco de pequeños permanecía ahí en nuestro cerebro y que al final seria el combustible, la dirección y el éxtasis, que nos ayudaría a luchar por alcanzar los ideales... y asi lo hicimos.
Si te identificas con lo anterior... amigo fuiste afortunado
Comentarios