El Amanecer más
terrible
1
Erase una mañana fría, como aquella de las que la
soledad le gusto crear, apenas en la
mirada, se notaba una expresión perdida, como la de un alma que se encuentra
hundida en la más grande
de las depresiones, Todo era por
una mujer, que le había cambiado el destino al susodicho.
2
Las
Señoras de más edad, murmuraban sin parar acerca de aquella pena que embargaba a ese varón, ya hace tiempo atrás,
muchos lo habían tratado de convencer
que siguiera con su vida, que la
verdad, pues la persona esa que lo había lastimado, ni la pena valía. Que luchara por otros asuntos que
le traerán mayor provecho.
3
Era
de vérsele como las lágrimas brotaban de
sus ojos, casi por instinto, sus hermanos habían partido ya y El solo se
había quedado en aquella casucha, maltrecha, casi desnuda por la carencia de todo.
Los amigos más cercanos a veces lo llamaban para invitarlo a alguna actividad, nadie cuestionaba
los motivos por los que el dolor
era evidente, le aconsejaban que fuera a visitar, pues la de los familiares más cercanos que
le quedaban. El asentía con
la cabeza, pero ya a la hora de
hacerlo, había una excusa, y se ocultaba.
4
Lo
miraban en los ríos, por los montes, siempre llevando un escapulario, y una
magnifica, nunca aprendió a leer, y es que en ese lugar no había escuela. La vida era monótona, tan cierto que los más
importantes y que si podían
leer, eran los que habían
migrado de otros lugares, y que poco a poco, se habían hecho de muchas propiedades.
5
Aquella
mujer tan infame, que le había roto el corazón,
era su madre, que los abandono poco después
de nacer El, mudándose a otro
pueblo y
no acordándose más de ellos. Él era el menor, los dejaron con los Pérez, familia pobre del lugar. Que por lastima estuvieron
de acuerdo en que los dejaran, conscientes de
que la comida no alcanzaba. Esa
era la historia de nuestro personaje, y como su corazón jamás buscaba superar el
dolor, caminaba día y noche por las veredas,
y los callejones… tan incierto mirando al
cielo cada mañana y cada noche,
como haciéndole un reclamo al cielo, de porque la injusticia de la vida.
“Jamás esperes que
los demás te puedan comprender, compréndelos tu primero, y luego veras como todo lo que tu haz dado
regresa a ti multiplicado”.
A.R.
Amer Reth.
Tu consejero y amigo
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