La Historia del Cadejo Blanco
Narran los antiguos de aquellos tiempos en que los temores abundaban por las veredas oscuras, aquellos llanos desolados en los que por las noches únicamente la luz de las estrellas iluminaban la desolada tierra.
Cerca del volcán se escuchaban aullidos de coyotes, los grillos no dejaban de emitir sus chillidos, ya hace muchos habían decidido no caminar por ese lugar, ya que en tiempos atrás se daba el fenómeno que algunos desaparecían sin explicación, habían rumores acerca de una bestia que salia de las mismas entrañas de la tierra y se llevaba consigo a los cautivos.
Otros hablaban de la compañía de un animal cuyos ojos eran rojos como brasas, que en un punto del camino se agregaban a los viajeros y les acompañaban hasta que habían pasado por ese lugar tenebroso. La gente valoraba mucho dicha compañía ya que sentían la seguridad. Algunos habían intentado agarrarlo pero se les desvanecía entre las manos como si de una nube se tratara.
En los rezos que eran frecuentes los viajeros caminaban distancias de noche para llegar hasta el paradero del rezo. algunos siempre se persignaban cuando pasaban por las iglesias. La vida era sencilla y llena de misterios. Aquel animal nocturno siempre estaba en aquel lugar viajando con los peregrinos en la mitad de la noche, en la cual los malos espíritus hacían su aparición en el mundo de los vivos.
La gente asistía a misa con la devoción de todo un creyente, era común ver a los hombres en la mañana en la misa y por la tarde bien borrachos, aunque no era de buen cristiano, muchos lo habían adoptado como algo normal.
Han pasado los años y la gente aun camina por aquel lugar, todo ha cambiado mas ya no aparece el acompañante de los viajeros, quizá en la distancia cumplió su papel de proteger y la historia perdurara por todos los tiempos hasta que la memoria se acabe y el ultimo hombre sobre la faz de la tierra, exhale su ultimo aliento.
El Soñador Eterno
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