meditando la vida en si

LOS  QUE  VOLVIERON A CASA E ra  la medianoche  de  un día  22  de  diciembre  cuando  las  luces  se comenzaron a encender  y apagar, la  noche  se  volvió  como  el  día   en la  lejanía  se encontraban aquellos  que  de  una  tierra  extraña  habían  llegado  a la  ciudad.  Las estrellas  de pronto  se  volvieron a  ver  en el  cielo,  la  noche  volvió  a cubrir las  ciudades, aquellos  individuos  misteriosos  habían llegado  con algo mas  que  una  misión en sus  vidas, la  de  colectar  todos los  elementos necesarios, para  reconstruir  lo  que  se había  perdido  en la  distancia. Se agrego  alguien nuevo  que  no pertenecía  a la especie de  este mundo, se  dio  inicio  a una  espera de  34 años  en los  que  se  copiaría  todo  lo  relacionado  a la  diversidad, el ambiente y las formas de existencia, los  criterios y muchos  elementos  mas, el  lugar  de  llegada  fue  aquel  que no figuraba  en los mapas  de  importancia. La 

LA VERDAD  MAS  ALLA DE  LA  MUERTE Muchos han hablado  de  aquello que  pasa cuando  la  persona  agoniza, y  existen tantas  historias acerca de ello,  desde  que  ven a  sus seres  queridos  que  han venido  por ellos, hasta  que  pueden ver  sucesos de  la  niñez, otros  que  un gran túnel  de  luz  que los  guiaba  hasta el  final. Quizá  lo mas  duro de  abandonar este mundo  sea  el  hecho  de que  nos duela irnos  es  porque  consideramos  que  aun nos  falta algo por hacer  en esta  vida, es  un dilema moral, es una  aberración presencial, son tantas  cosas  las  que  pueden pasar, y es tan evidente  que  aquello que  los  curiosos  llamen agonizar y padecer antes de la  muerte, radica  en el  hecho  que  no aceptamos  que  el ciclo de  la  vida termino. Eso  es  una  realidad  que  nadie  puede  evadir, sin agregar  ningún criterio de  religión, muchas  veces  aceptamos  sin cuestionar esas  vendas mentales  que  nos impone  el  sistema de  creencias, el